El proyecto de investigación redes de conocimiento y cooperación descentralizada ha concluido las actividades de la primera fase, realizadas durante el año 2018. La primera fase ha consistido en una aproximación al funcionamiento de las redes que ha derivado en un primer manual de buenas prácticas.

La investigación ha consistido en un estudio de casos múltiples en el que participaron siete redes vinculadas a la cooperación descentralizada para el desarrollo humano local. La muestra contempló diversas temáticas: la red An^Mar, el OIDP, los Encuentros Ibéricos de Democracia y Presupuestos Participativos, las redes de Ciudades y  Universidades por el Comercio Justo, la REAS-Andalucía y la Red del Foro de Autoridades Locales por inclusión social y la democracia participativa activa entre el 2001 y el 2011.

Durante la primera fase se han identificado los elementos de funcionamiento de cada red, a partir de un conjunto de categorías que emergieron de un proceso de identificación previo. Posteriormente se ha trazado un primer perfil común que está permitiendo detectar buenas prácticas y la formulación de claves que contribuyan a mejorar el funcionamiento de las redes. Además, los resultados de esta primera fase son la base para profundizar en la segunda fase del proyecto que se llevará a cabo durante el año 2019.

Entre los resultados generados se remarca la importancia de concretar los objetivos que definen a una red, de manera que haya claridad entre sus integrante de que se participa en la red idónea y de modo que se evidencie los beneficios y fortaleza que conlleva formar parte de una red. La concreción de los objetivos o las razones que nos llevan a una relación en red permite identificar el tipo de red en que se adecúa mejor a las necesidades de cada entidad.

La necesidad de concretar los objetivos por los que se va a establecer una relación en red, es favorable por lo comentado, saber que se participa en el espacio idóneo pero además facilita la definición de otras dimensiones de la red como el plan de comunicación, la identidad social, la gestión de los recursos, capacidad de extensión y líneas estratégicas y programáticas.

Como horizonte del proyecto de investigación, apuntando hacia su segunda fase, se enfatiza la necesidad de poner foco en los procesos y espacios de gestión del conocimiento incluidos los de generación, almacenamiento, intercambio, formación y divulgación de conocimiento. Tras la aproximación al funcionamiento de las redes, se profundizará en el modelo de red de conocimiento.

Tras un proceso de planificación, en el mes de marzo  darán inicio las primeras actividades de la segunda fase de investigación que tendrá un carácter participativo por medio de diferentes actuaciones que implicarán de forma directa tanto a las redes de estudio como a las entidades que las forman. De esta manera se pretende fomentar la participación de forma efectiva y propiciar la ampliación y apropiación de los resultados de la investigación.

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