Andalucía no es un territorio ajeno a la instauración de experiencias innovadoras de democracia participativa, sino que además ha mantenido compromisos con la solidaridad internacional, con acciones destacadas de cooperación descentralizada para el impulso de procesos participativos.
Entre estas experiencias aparece las Metodologías Participativas para el Desarrollo Humano (MPD) de Coglobal como línea de investigación, formación y debate, que propone un aprendizaje dialógico entre agentes de la cooperación andaluza y gestores y expertos internacionales en participación ciudadana, cooperación y redes internacionales.
Según Nelson Dias, director de la Asociación In Loco el presupuesto participativo es una de las iniciativas innovadoras con más éxito, aceptación y extensión de entre las medidas que los gobiernos locales implantan como medidas de participación ciudadana que incrementen la eficacia, la transparencia, la representatividad y la legitimidad de las políticas. Ha llegado a recibir el reconocimiento de PNUD-Habitat como buena práctica de gestión local.
En este sentido, las primeras experiencias de presupuesto participativo en España comienzan en 2001 impulsados por gobiernos locales de Andalucía (Cabezas de San Juan, Córdoba y Puente Genil) y Cataluña (Blanco, 2002; Ganuza, 2007). El incremento de iniciativas desde aquellas primeras, incluyen capitales de provincia como Sevilla, Málaga, Córdoba o Cádiz. En 2009, 20 municipios de la provincia de Málaga desarrollaron esta política con el apoyo que brindaba la diputación provincial en aquella legislatura. En 2013, 27 municipios andaluces se adherido a un programa de la Consejería de Administración Local de la Junta de Andalucía para impulsar presupuestos participativos en su territorio. Hasta fechas recientes Andalucía se mantuvo a la cabeza en número de municipios con presupuesto participativo, suponiendo al menos el 30% del Estado (Ganuza y Francés, 2012).
Desde 2005, autoridades locales andaluzas impulsaron redes (Red FAL, Red Ciudades Participativas) y declaraciones (de Málaga, de Antequera) que marcaron propuestas metodológicas y visiones políticas en esta materia (Luque y Falck, 2010).
La Ley 7/2017, de 27 de diciembre, de Participación Ciudadana de Andalucía (LAPC) constituye un amparo de las experiencias locales andaluzas dentro de los límites que permite la legislación general, fuertemente basada en mecanismos de delegación, representación y el sistema de partidos.
La ley se elabora tras un largo y amplio proceso participativo desde perspectivas cuantitativas y cualitativas. Reconoce la trayectoria de los gobiernos locales pioneros en procesos de participación ciudadana y como una de las prácticas más innovadoras y consolidadas los presupuestos participativos.
Aparte del reconocimiento delos Presupuestos Participativos Locales, la LAPC introduce innovaciones en nuestro ordenamiento como:
Si se define a Andalucía como un territorio participativo, también se habrá de definir como solidario. Desde esta comunidad autónoma se han promovido organizaciones solidarias, de ayuda al desarrollo, de comercio justo, que desde etapas muy tempranas de la democracia han sido agentes de movilización y dado cobertura técnica a la cooperación internacional. Junto a las ONGD, que han tenido el protagonismo principal en la cooperación andaluza, se abre un amplio abanico de entidades que de manera central o sectorial han respondido a la agenda de cooperación Norte-Sur. El propio Plan Andaluz de Cooperación para el Desarrollo (PACODE 2015-18) retrata la diversidad de agentes que intervienen en este campo. Junto a la riqueza y la diversidad de sus actores, la cooperación andaluza se define por el volumen de donaciones.
En años anteriores a la crisis, los fondos de cooperación internacional de la administración pública en Andalucía la situaban en posición de liderazgo entre las regiones del mundo. A pesar del duro retroceso en este campo (reducción del 60% de los fondos entre 2008 y 2014) Andalucía ha seguido destacando como territorio solidario en comparación con el resto del estado, como resalta Emilio Rabasco y Llamas (2013).
En numerosas ocasiones se han cruzado las apuestas por la cooperación internacional y por la democracia participativa en Andalucía. Conviene recordar que el presupuesto participativo nace en Porto Alegre y es en el marco de las relaciones de cooperación con esta ciudad brasileña y en el contexto del Foro Social Mundial que se expande. Especialmente algunos gobiernos locales andaluces y redes como FAMSI dedicarán recursos a una cooperación técnica sobre democracia participativa, con colaboraciones bilaterales (Ayuntamiento de Córdoba y Diputación de Málaga), proyectos europeos (Urb-AL, PARLOCAL, Acción Comparte, Promoción de la cultura de rendición de cuentas en las ciudades de la Región de Tánger Tetuán Alhucemas) y acciones en red que han promovido los aprendizajes de ida y vuelta.