En las últimas semanas ha pasado por los medios de comunicación autoridades políticas de todos los colores destacando que debemos comprar en el comercio local. José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, que declaraba que es una “necesidad imperiosa” que vayamos a comercios de barrio. Poco después, la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, hacía declaraciones públicas similares y animaba a sus convecinos a no comprar en Amazon. Esta posición fue sostenida también por Anne Hidalgo, alcaldesa socialista de París.
Son muestras de una tendencia relacionada con la emergencia sanitaria. La escala de lo local recobra importancia por diversos motivos, de los cuales el más evidente está en las limitaciones extraordinarias a la movilidad. En los últimos meses, la proximidad ha sido una de las claves de las redes de apoyo comunitarias e institucionales que han impulsado repartos de alimentos, ayuda a personas dependientes, prevención de violencia de género en hogares confinados, etc.
Un segundo motivo de este retorno a lo local tiene que ver con la debilidad de la cooperación entre países durante la crisis. Ante un problema indiscutiblemente global, nos hemos encontrado con respuestas de aislamiento político de los estados, el cierre de fronteras y un incremento de disfuncionalidad de las instituciones multilaterales. El alcance sistémico del escenario COVID-19 parece deberse más a la deficiente gobernanza de la pandemia que al patógeno mismo.
Todo ello ha incrementado el protagonismo de las administraciones públicas más cercanas a la población: el problema global ha exigido respuestas locales. Se rescata el viejo eslogan.
Con todo, por lo que vemos, las medidas de las administraciones locales se caracterizan por su carácter paliativo. Las políticas de cobertura sanitaria, protección social, ayudas a sectores económicos y al empleo son altamente demandadas y sin duda esenciales. Junto a estas medidas urgentes, los gestores locales tienen ante sí la oportunidad de repensar las estrategias territoriales de desarrollo, aprendiendo de lo sucedido en este funesto 2020, y alejando la visión de la crisis actual como un episodio puntual. Algo que pasa una vez en la vida, pero esa tesis que parece demostrarse infundada.
Mucho se ha hablado este año sobre las estrechas relaciones que hay entre el modelo global de explotación de los recursos naturales, el cambio climático y la aparición de brotes pandémicos. Estos aparecen con cierta frecuencia (cinco en los últimos 20 años), aunque desde el VIH-SIDA ninguno había afectado tanto a los países más desarrollados. Se ha subrayado que la génesis de una pandemia como la del coronavirus no era un acontecimiento imprevisto, al igual que ya se identificado la necesidad de crear una fuerza de choque internacional antipandémica.
Hemos comprobado en primera persona que los pronósticos eran ciertos y el brutal impacto colateral en la economía, el empleo y el bienestar social del virus. La pregunta es: ¿esta experiencia nos llevará a cambiar nuestros hábitos de producción y consumo? Así reflexionaba Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Veamos el caso de los sistemas alimentarios, hoy altamente industrializados.
Estamos ante cadena de producción-consumo-residuos que está entre las que más inciden en el cambio climático y la degradación del medio ambiente. Así lo afirma la Red de Ciudades por la Agroecología, que destaca el potencial de comunidades y gobiernos locales para cambiar esta lógica con medidas de planificación territorial y participación ciudadana. Esta observación, compartida por la Comisión Europea y concretada en la estrategia De la granja a la mesa del Pacto Verde Europeo, y por Naciones Unidas en la Nueva Agenda Urbana, conduce a la idea de transición entre sistemas alimentarios con un rol protagonista del territorio.
En 2015, una convención de alcaldes lanza el Pacto de política alimentaria urbana de Milán que plantea un cambio sistémico que, de manera resumida, está orientado a
Más de 200 ciudades del mundo son firmantes del Pacto y sus objetivos cobran mayor pertinencia a la luz de la experiencia COVID-19. Este acuerdo es un reflejo más del interés creciente que han mostrado los gobiernos locales en los hábitos de producción y consumo alimentario –interés que ha crecido durante la crisis. Huertos urbanos y escolares, agricultura ecológica, recuperación del cultivo de especies endógenas, certificaciones de origen, son tendencias en el ámbito de la producción. Mercados de productores ecológicos, valorización del producto de cercanía y temporada, cooperativas de consumidores, son algunas de las preferencias que se observan en el ámbito del consumo.
Los gobiernos locales están cada vez más presentes en este ciclo de la alimentación, cediendo terrenos, promocionando a productores locales, facilitando espacios de venta o apoyando campañas de nutrición saludable. Estas son algunas de las acciones que promueven distintas áreas de los gobiernos locales, que dan respuesta a demandas sectoriales en ámbitos como la educación, la producción, el comercio, la salud o el planeamiento urbano.
El contexto permite proponer un objetivo político compartido: dar continuidad de esta tendencia de cambio, reforzándola con visiones estratégicas más sólidas que tiendan a Sistemas Alimentarios Territorializados. Necesitamos conectar a consumidores, productores, distribuidores y autoridades locales, junto con otros agentes, para concretar pasos hacia una alimentación basada en la cercanía, sostenibilidad, inclusión, participación y justicia alimentaria.
Todo cambio en las lógicas de desarrollo tiene ante sí un reto inicial: definir quiénes serán los agentes que lo impulsen y cómo se alcanzan los consensos sociales que lo legitimen. La transición hacia un modelo de alimentación con un fuerte sustento en lo local requiere en primer lugar deconstruir la cultura precedente. Durante décadas se ha considerado a la comida procesada e industrial como paradigma de modernidad. Igualmente hay que afrontar el hecho de que los sectores sociales con menos renta encuentran en los alimentos ultraprocesados un acceso más económico a las calorías diarias.
Mediante procesos participativos e inclusivos podemos abrir paso a nuevos imaginarios en torno a los alimentos que prioricen la salud, la sostenibilidad, la cercanía, la trazabilidad y la estacionalidad. Y buscar los mecanismos para un acceso igualitario a los alimentos con estas características.
Para todo lo anterior, y desde la óptica de los gobiernos locales, se pueden aplicar medidas que impulsen una alianza social extensa por la transición hacia un sistema alimentario territorializado:
Estos pasos nos pueden acercar a la transición hacia un modelo de alimentación que ofrece salud y solidaridad intergeneracional. Se trata de un reto tan necesario como innovador, cuyo abordaje seguramente dará lugar a errores e imprevistos que habrá que analizar y corregir. Lo que nos jugamos hará que el esfuerzo merezca la pena.
En próximos días Coglobal y el Ayuntamiento de Alcorcón darán inicio al proyecto Comer Local. Este proyecto cuenta con la cofinanciación y la colaboración de la Fundación Daniel y Nina Carasso y tiene por objetivo el establecimiento de mecanismos inclusivos de participación ciudadana para favorecer un sistema local de alimentación saludable y sostenible. Con Comer Local queremos propiciar un contexto favorable para una gobernanza de sistemas de alimentación sostenible a partir de la promoción la participación ciudadana y el diálogo de agentes sociales y económicos, en los cuales se reconozca y fortalezca el rol de la ciudadanía para reorientar los modelos de producción y consumo hacia un sistema más sostenible.
Fortalecer la democracia es una tarea urgente para la que necesitamos sumar fuerzas. Coglobal pone toda su energía en impulsar la transición hacia una democracia más participativa, experimentando con prácticas de participación en busca de fórmulas eficientes y replicables, poniendo el foco en la inclusión de los sectores de población tradicionalmente excluidos de las decisiones políticas. ¡Colabora para hacerlo posible!
Andrés Falck noviembre 25th, 2020
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Etiquetas: Agenda local, Alimentación, Clima, Comer local, Consumo responsable, Covid 19, Medio ambiente, Salud
El próximo lunes 29 de junio tendrá lugar el webinar «La igualdad de género en tiempos de coronavirus: Retos en el marco del ODS 5 desde un enfoque participativo».
Este webinario se plantea como un espacio para dialogar en torno a cuáles son esas desigualdades de género que la crisis sanitaria ha hecho que emerjan. Cuáles son los retos que, en el marco de la Agenda 2030 y el ODS 5, se plantean las instituciones y organizaciones sociales participantes.
La Agenda 2030 supuso un avance notable en la identificación de los retos que en materia de igualdad de género son compartidos a escala global. Por ello, en la medida en que se avance en los objetivos y metas que en materia de igualdad propone la Agenda 2030, mejorarán las condiciones de vida de las mujeres. También se estará contribuyendo a un desarrollo sostenible con ejercicio pleno de los derechos humanos para todas y todos.
La crisis del COVID-19 ha venido a recrudecer e intensificar algunas de las brechas de género existentes y a poner luz sobre otras que estaban invisibilizadas a escala global.
Erradicar las violencias de género, reconocer, redistribuir y visibilizar los cuidados, garantizar el acceso a una educación igualitaria, a los recursos económicos y al empleo o a una participación plena e igualitaria. Éstas son algunas de las metas que nos propone la Agenda 2030 y que abordaremos en el webinario. Otro objetivo será diagnosticar los avances en el marco del ODS 5 y los nuevos retos que afrontamos para garantizar su consecución en el actual contexto de emergencia.
Esta actividad se inserta en Sembrando Igualdad, un programa Coglobal de educación para el desarrollo con enfoque de ciudadanía global, en el que asociaciones de mujeres incrementan competencias relacionadas con la estrategia de localización de los ODS, el ODS 5 en el Sur Global y con las metodologías participativas para el desarrollo.
INTERVIENEN
Beatriz Gimeno, directora del Instituto de la Mujer del Gobierno de España
Ruth Sarabia, concejala del área de participación ciudadana, migraciones, acción exterior, cooperación al desarrollo, transparencia y buen gobierno del Ayuntamiento de Málaga
Adela Romero, presidenta de la Coordinadora de Organizaciones de Mujeres Rurales de Andalucía (COAMUR)
Teresa Pineda, responsable de coeducación de InteRed- Andalucía
Antonia Morillas, subdirectora de Coglobal
INSCRIPCIONES
El encuentro, tendrá lugar el próximo lunes 29 de junio a las 18.00 horas , tiene prevista una duración de 90 minutos. La asistencia es gratuita, previa inscripción hasta el jueves 25 de junio.
Carolina Serrano junio 17th, 2020
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Etiquetas: Beatriz Gimeno, coglobal, Covid 19, Eventos, igualdad, Instituto de la Mujer del Gobierno de España, ODS 5, sembrando igualdad, webinario