Participación inclusiva de menores para frenar el deterioro democrático
La pandemia resulta en una crisis nueva, con características específicas, junto a un recrudecimiento de las viejas crisis. En este contexto, se manifiesta la tentación muy humana de buscar salidas autoritarias, que se asocian con imaginarios de eficacia y certeza. En el presente texto argumentaremos que la evidencia empírica desacredita las soluciones verticales a la crisis. Por el contrario, esta puede ser una oportunidad para una reconstrucción participativa que, además, disminuya la desafección política. Proponemos hacer frente a las tendencias de involución democrática mediante fórmulas deliberativas con enfoque interseccional, activando procedimientos inclusivos de codecisión. De forma más concreta, aportaremos nuestra experiencia en la entidad social Coglobal, diseñando y evaluando procesos de democracia participativa juvenil con una base de representación aleatoria.
Democracia en retroceso y democracia en construcción
Tras tres décadas de expansión sin precedentes de la democracia representativa, se abre un período nuevo sin signos prometedores. Mientras la democracia se extendía, crecía la desconfianza social en las instituciones y en quienes las gestionaban. Recientemente ha dejado de ser infrecuente que las campañas de partidos intenten conectar con esa desconfianza popular, con candidatos que se autoproclaman no-políticos y hacen gala de desprecio a las reglas del juego institucional. Teniendo en cuenta que históricamente la democracia ha sido la excepción y no la norma, hay motivos para la inquietud.
El cuestionamiento de las democracias actuales es un fenómeno global y que responde a causas diversas como la debilidad de lo político frente a lo económico, el desafío de la demarcación territorial de las comunidades democráticas o la desconfianza mutua entre administración y administrados (Engelken-Jorge & Cortina Oriol, 2016). Y se sumó la pandemia, y con ella se observa un auge del autoritarismo, legitimado socialmente por el miedo y la incertidumbre. La percepción de impotencia y vulnerabilidad puede conducir a la búsqueda de liderazgos más dominantes (Kakkar & Sivanathan, 2017), aunque sea a costa de una reducción de derechos democráticos. Esto sucede a pesar de que hay evidencias de que las democracias experimentan tasas de impacto menores que los regímenes autoritarios en casos de epidemias. El mundo, y América Latina con él, se encuentra en un escenario de retroceso democrático.
Con todo, la precariedad democrática da lugar a la incorporación de nuevos actores sociales (movimientos sociales y sociedad civil en general) y nuevas escalas geográficas (la irrupción de lo local) en la esfera pública, en lo que aparenta un cambio de cultura política de largo alcance (Engelken-Jorge & Cortina Oriol, 2016). Por otra parte, abre la puerta a la incorporación de innovaciones metodológicas y normativas basadas en la toma de decisiones por participación directa o en el sorteo, que permiten perfilar una contracorriente de redistribución de poder en nuestras sociedades.
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Fortalecer la democracia es una tarea urgente para la que necesitamos sumar fuerzas. Coglobal pone toda su energía en impulsar la transición hacia una democracia más participativa, experimentando con prácticas de participación en busca de fórmulas eficientes y replicables, poniendo el foco en la inclusión de los sectores de población tradicionalmente excluidos de las decisiones políticas. ¡Colabora para hacerlo posible!