Gobiernos y agentes sociales locales son quienes se encuentran con la responsabilidad de gestionar respuestas tangibles ante grandes retos de la humanidad como el cambio climático, motivo suficiente para darles cabida en las mesas que deben consensuar las soluciones a estos problemas. En las últimas dos décadas, los territorios subnacionales han conseguido un protagonismo creciente en la esfera pública internacional, articulándose en redes que elevan su voz. Estas redes están sirviendo también para que los agentes locales intercambien conocimientos y buenas prácticas, mediante prácticas de cooperación descentralizada. Pero, ¿qué aspectos son los que definen el buen funcionamiento de una red de cooperación descentralizada?

El peso político de lo local ha crecido notablemente en las primeras décadas del siglo XXI. Un abanico de explicaciones permite comprender esta deriva, la más evidente de las cuáles es el proceso creciente de urbanización del planeta. A día de hoy, el área metropolitana de la ciudad china de Cantón tiene la misma población que España y la de Ciudad de México duplica en número de habitantes a Bélgica. Esta comparación nos permite entender el impacto que pueden tener las dinámicas políticas, sociales o medioambientales en el ámbito local. Por otra parte, mientras las ciudades crecen, los estados-nación, insertados en un proceso complejo de globalización de las reglas de juego, han visto disminuido su poder. La desafección política, tan bien conocida, abre la puerta a que nuevos agentes como los movimientos sociales o las instituciones subnacionales jueguen un papel más relevante.

Los gobiernos locales: más cercanos a la gente

La cercanía de la administración y la influencia de las identidades territoriales son aspectos que permiten que desde el ámbito local se innove en fortalecimiento democrático y cohesión social. En las últimas décadas, los gobiernos locales han tenido más éxito al ensayar fórmulas de ejercer el poder más participativas, inclusivas y plurales. La proximidad a la ciudadanía y sus organizaciones permite el establecimiento de diálogos sociales más eficaces y adaptados a las particularidades del territorio. Los procesos de descentralización administrativa que han avanzado en todo el globo desde el cambio de milenio han sido causa y consecuencia a la vez de estas tendencias.

Foto: Florian Wehde

El desplazamiento de poder político –entendido como capacidad de incidencia y cambio– hacia el ámbito local, no queda, sin embargo, constreñido territorialmente. Las instituciones y organizaciones sociales del ámbito subnacional, se alían en todos los ámbitos para intervenir en las agendas supralocales y globales. En la última década, ciudades y regiones de todo el mundo han sabido mantener estructuras de diálogo permanente que han resultado en aportaciones significativas en grandes consensos internacionales como la Nueva Agenda Urbana elaborada en el marco de Naciones Unidas, o la Agenda 2030 que incorpora de manera explícita a ciudades y asentamientos locales a través del ODS 11.

De lo local a lo global

Que los territorios subnacionales –desde el municipio a la región– forman parte de la agenda internacional, es ya una realidad. Los territorios se articulan en redes que permiten agregar de forma más eficiente lo que tienen en común, en el marco de su diversidad. Hay grandes retos del planeta que se afrontan ineludiblemente en el plano local, como la adaptación y mitigación del cambio climático, la lucha contra la pobreza y la exclusión, la prevención de riesgos derivados de los desastres naturales, el gobierno abierto y la profundización democrática, modelos de consumo locales y sostenibles o la provisión de servicios públicos esenciales. En consecuencia, las voces locales deben estar presentes en las mesas en las que se abordan estas cuestiones.

Las redes que dan encuentro a lo local tienen la fortaleza añadida de que, más allá de aglutinar una agenda política, permiten establecer en su seno relaciones de cooperación entre territorios. Esta cooperación descentralizada tiende a centrarse en la transmisión de herramientas y conocimientos para la gestión local de los grandes retos antes referidos.

La cooperación descentralizada para el desarrollo se refiere a las acciones de colaboración de la sociedad civil y los gobiernos subnacionales en favor del desarrollo humano y sostenible. Implica la incorporación de un mayor número de actores que la cooperación convencional entre países, permitiendo la inserción directa de profesionales, agentes sociales y equipos técnicos y políticos de los territorios involucrados.

La diversidad de actores que supone la cooperación descentralizada, ofrece la posibilidad de contar con una pluralidad de puntos de vista, experiencias y saberes. Dicha pluralidad es un elemento valioso para la construcción de un conocimiento holístico e integrador que favorezca actuaciones más eficientes y cercanas a las necesidades de las poblaciones. No obstante, este potencial de la cooperación descentralizada requiere de un ejercicio de articulación, diálogo, fortalecimiento del trabajo en red y gestión del conocimiento.

Foto: Julien de Salaberry

Cooperación descentralizada en red

Como en todo lo demás, cooperar en red requiere destrezas y prácticas que favorecen la calidad, equidad, eficiencia y transparencia en su gestión. ¿Qué aspectos son los que definen el buen funcionamiento de una red de cooperación descentralizada? Para responder a esta pregunta, entre los años 2017 y 2020, Coglobal ha desarrollado un programa de investigación en colaboración con redes como FAMSI, el Observatorio Internacional de Democracia Participativa, REAS Andalucía, Ciudades por el Comercio Justo, los Encuentros Ibéricos de Democracia y Presupuestos Participativos, entre otros. El estudio, encabezado por su investigador principal Álvaro Blanco, ha contado con el apoyo económico de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo.

Con el proyecto “Redes de conocimiento y cooperación descentralizada para el desarrollo humano local” se ha querido contribuir a mejorar las condiciones en que se producen los procesos de coordinación y transferencia de conocimientos de los agentes de la cooperación descentralizada en Andalucía, tanto públicos como del tercer sector.

A partir de entrevistas y espacios de encuentro, reflexión e intercambio, se ha logrado sistematizar algunas claves, herramientas y buenas prácticas, que contribuyen al fortalecimiento de las redes existentes en el territorio andaluz y que pueden ser de utilidad también para las redes de otros territorios. Cabe resaltar que el proceso de analizar las redes desde la perspectiva de las propias personas que las integran ha contribuido a su vez a que las redes participantes reflexionen sobre su propio funcionamiento.

¿Qué hemos aprendido?

A partir de este estudio, se identificaron siete claves, para optimizar la comunicación, coordinación y transferencia del conocimiento al interior de una red, así como un análisis transversal de su funcionamiento desde un enfoque de género.

Las 7 claves identificadas son:

  • Relación en red. Referida a las motivaciones que llevan a las entidades a conformar una red, por lo general estas motivaciones se relacionan con la búsqueda de un espacio común, la operatividad de los proyectos o el establecimiento de lazos de confianza con otras entidades. Todo lo cual implica una definición clara de las metas y objetivos de la colaboración.
  • Activación. El funcionamiento de la red requiere de estrategias que mantengan su dinamismo interno como la construcción de principios comunes y el compromiso de las entidades que la componen, contar con una agenda común, etc.
  • Cohesión. Las estrategias que facilitan la cohesión entre los miembros de una red incluyen los encuentros presenciales que favorezcan el establecimiento de lazos de confianza, contar con una figura coordinadora que facilite la interconexión, declaraciones y ejes fundacionales, espacios de trabajo en conjunto y la identidad social.
  • Comunicación. Un elemento clave para el buen funcionamiento de la red pasa por contar con un plan de comunicación y canales adecuados para la comunicación interna y externa.
  • Coordinación y estrategia. La estrategia de la red se basa en adecuar sus objetivos a la realidad concreta en la cual operan, incluye tanto las declaraciones que expresan la voluntad común de las entidades que integran la red, los acuerdos, los programas conjuntos y la coordinación sobre los procesos de cohesión y comunicación.
  • Recursos. Referida a los recursos materiales y de equipos de personas necesarios para el funcionamiento de la red.

Dimensión. Vinculada a la capacidad de extensión y el límite de crecimiento de una red.

La definición de estrategias de relación en red de los gobiernos y agentes sociales subnacionales, es hoy una necesidad difícilmente eludible. Las redes ofrecen el intercambio de conocimientos y buenas prácticas, otorgan capacidad de influir y conciliar con agendas supralocales y permiten la proyección del territorio propio. Las 7 claves expuestas son una herramienta para fortalecer estas estrategias de articulación. Todos estos contenidos se resumen en la guía audiovisual para la gestión de redes, que combina las líneas de análisis anteriormente descritas, con testimonios y experiencias de buenas prácticas.

Fortalecer la democracia es una tarea urgente para la que necesitamos sumar fuerzas. Coglobal pone toda su energía en impulsar la transición hacia una democracia más participativa, experimentando con prácticas de participación en busca de fórmulas eficientes y replicables, poniendo el foco en la inclusión de los sectores de población tradicionalmente excluidos de las decisiones políticas. ¡Colabora para hacerlo posible!

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Andrés Falck y Marcela Guerrero marzo 8th, 2021

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La Guía de buenas prácticas para la gestión de redes es un documento de transferencia de resultados de la investigación, pero principalmente desempeña la función de recurso o herramienta para redes en procesos de constitución y redes activas que tengan interés en realizar un diagnóstico sobre su funcionamiento. Leer más.

Álvaro Blanco enero 28th, 2021

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El proyecto  Redes de conocimiento y cooperación descentralizada para el desarrollo humano local, después de más de tres años de investigación y transferencia, ha concluido sus actividades. El estudio ha sido diseñado y ejecutado por Coglobal y cofinanciado por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID).

Las redes humanas, desde un enfoque abstracto, constituyen un espacio de confluencia para la pluralidad de ideas y perspectivas, e inclusive, es una de las formas en que podemos denominar a la organización e interconexión de la colectividad humana. En el caso concreto de la cooperación descentralizada para el desarrollo humano, dichas redes resultan prioritarias para atajar la resolución de problemáticas ecosociales y, especialmente, mantener y fortalecer los logros y avances alcanzados en las últimas décadas.

En este sentido, el objetivo de la investigación ha sido identificar claves y buenas prácticas en el funcionamiento de las redes, orientados a mejorar de las condiciones de los procesos de coordinación y transferencia de conocimientos de las entidades que se desarrollan en el ámbito de la cooperación descentralizada en Andalucía y su relación con los organismos públicos. Para ello, la investigación optó para una metodología cualitativa con carácter participativo de la que se generaron siete claves de funcionamiento.

Estas claves ofrecen líneas de análisis para el diagnóstico acerca del funcionamiento de las redes, lo que permite formular recomendaciones para optimizar las condiciones para su comunicación, coordinación y transferencia de conocimiento. A cada una de las claves de funcionamiento generadas se incorpora una dimensión un análisis con perspectiva de género. De manera que se incluya un análisis transversal del funcionamiento de la red desde esta perspectiva y en relación con las siguientes 7 claves identificadas::

  • Relación en red: Referida a las motivaciones que llevan a las entidades a conformar una red, por lo general estas motivaciones se relacionan con la búsqueda de un espacio común, la operatividad de los proyectos o el establecimiento de lazos de confianza con otras entidades. Todo lo cual implica una definición clara de las metas y objetivos de la red.
  • Activación (Dinamismo interno): El funcionamiento de la red requiere de estrategias que mantengan su dinamismo interno como la construcción de principios comunes y el compromiso de las entidades que la componen, contar con una agenda común, etc.
  • Cohesión: Las estrategias que facilitan la cohesión entre los miembros de una red incluyen los encuentros presenciales que favorezcan el establecimiento de lazos de confianza, contar con una figura coordinadora que facilite la interconexión, declaraciones y ejes fundacionales, espacios de trabajo en conjunto y la identidad social.
  • Comunicación: Un elemento clave para el buen funcionamiento de la red pasa por contar con un plan de comunicación y canales adecuados para la comunicación interna y externa.
  • Coordinación y estrategia: La estrategia de la red se basa en adecuar sus objetivos a la realidad concreta en la cual operan, incluye tanto las declaraciones que expresan la voluntad común de las entidades que integran la red, los acuerdos, los programas conjuntos y la coordinación sobre los procesos de cohesión y comunicación.
  • Recursos: Referida a los recursos materiales y de equipos de personas necesarios para el funcionamiento de la red.
  • Dimensión: Vinculada a la capacidad de extensión y el límite de crecimiento de una red.

Las claves mencionadas han sido publicadas en una  Guía de buenas prácticas para la gestión de redes, que incorpora una serie de orientaciones, testimonios, buenas prácticas y recomendaciones en materia de género. Del mismo modo, dicha guía cuenta con una versión audiovisual que cuenta con entrevistas a participantes y recursos infográficos. Ambos documentos, junto otros recursos y noticias, pueden consultarse libremente en la página web del proyecto.

Este primer acercamiento a las redes que operan en el marco de la cooperación descentralizada ha revelado elementos que facilitan la comprensión del propio sector, en el que intervienen aspectos de calado político, tecnológico, cultural y social. Analizar las redes desde la perspectiva de las propias personas que las constituyen ha contribuido a que las redes participantes reflexionen sobre su propio funcionamiento.

Uno de los elementos centrales del proyecto ha sido la comunicación y las distintas dimensiones en que se desenvuelve dentro de una red. La comunicación está asimilada en la mayoría de los casos estudiados como un elemento que opera desde adentro hacia afuera, manteniendo la lógica de una entidad que figura en sociedad, cuando debe ser concebida como un proceso que está presente en la comunicación interna, en los espacios de encuentro, en la disposición de plataformas tecnológicas comunes y en la relación con la ciudadanía.

Entre otras conclusiones, también se destaca la importancia de realizar un diagnóstico sobre el funcionamiento de la red, así como migrar o trasladar algunas de las prácticas habituales que desarrolla la red hacia plataformas digitales. Las TICs son una herramienta clave en la nueva sociedad pero su uso debe contemplar el mantenimiento de aspectos fundamentales de la interacción humana.

La finalización de este proyecto de investigación es, al mismo tiempo, la apertura y continuación de una línea de estudio que tiene como horizonte mejorar las condiciones de comunicación y coordinación dentro del entramado que componen las instituciones públicas y las entidades sociales dedicadas al desarrollo humano local. En otras palabras, el proyecto ha sido una contribución al campo de estudios y prácticas dirigidos a mejorar la cooperación y el buen desarrollo de las sociedades sostenibles, igualitarias y sensibles con el medio ambiente.

Álvaro Blanco diciembre 14th, 2020

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El proyecto de investigación Redes de conocimiento y cooperación descentralizada para el desarrollo humano local, concluyó las actividades de trabajo de campo, análisis y transferencia de resultados.Con la finalización del estudio se generó una Guía para la gestión de redes que ofrece consideraciones y orientaciones al grupo motor o la dirección de una red, o para las entidades que participan en ellas, para realizar un diagnóstico y mantener el dinamismo interno activo de dichas estructuras. Asimismo, se publicó una Guía audiovisual para la gestión de redes, que comprende una serie de testimonios y recursos de infográficos que describen el proceso de investigación y los principales resultados. Ambos documentos se encuentran disponibles para libre acceso, junto con todos los recursos generados a lo largo del proceso de investigación.

El estudio se centró en conocer los mecanismos para la eficacia, autonomía, sostenibilidad y capacidad de crecimiento de las redes de conocimiento que operan en el marco de la cooperación descentralizada para el desarrollo humano local en Andalucía. Para ello se analizaron las funcionalidades y se identificaron buenas prácticas.

A través de un proceso de investigación que duró alrededor de tres años, en una primera fase se realizaron entrevistas a figuras coordinadoras o puestos directivos, y grupos de discusión con participantes en las redes. Y en la segunda, se profundizó en la perspectiva de las personas que constituyen las redes, de modo que se complementara la visión general y estratégica con un enfoque participativo. La metodología estuvo orientada a la recopilación de información y, al mismo tiempo, devolver un informe diagnóstico a cada red participante, de modo que pudieran implementar cambios o mejorar aspectos de su funcionamiento.

Descargar: Guía digital de buenas prácticas para la gestión de redes

La Guía de buenas prácticas para la gestión de redes es un documento de transferencia de resultados de la investigación, pero principalmente desempeña la función de recurso o herramienta para redes en procesos de constitución y redes activas que tengan interés en realizar un diagnóstico sobre su funcionamiento. La  guía se está dividida en las siete claves que emergen del estudio: Relación en red, activación, cohesión, comunicación, estrategia y coordinación, recursos y capacidad de crecimiento. Y se compone de información sobre una descripción de las estructuras analizadas, testimonios de las personas que participaron en la investigación y forman parte de las redes, buenas prácticas identificadas en los casos de estudio, recomendaciones y orientaciones en materia de género que atraviesan cada una de las claves mencionadas.

Guía audiovisual para la gestión de redes

Por su parte, la Guía audiovisual se constituye de entrevistas al equipo de coordinación e investigación de Coglobal que describen el proceso y los resultados de la investigación. Del mismo modo, se recogen testimonios y reflexiones de personas que representan o forman parte de las redes estudiadas. A lo largo del documento audiovisual se presentan infografías animadas que caracterizan las claves identificadas en el estudio. Este documento puede ser complementario a la Guía para la gestión de redes y también un recurso que facilite la presentación de los resultados del proyecto y las nociones que aporta.

Este proyecto de investigación ha sido diseñado por Coglobal, cofinanciado por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID) y ha recibido con el apoyo del Fondo andaluz de municipios para la solidaridad internacional (FAMSI), la Red de Economías Alternativas y Solidaria (REAS), la Iniciativa de Economías Alternativas y Solidarias (IDEAS) y el Observatorio Internacional de la Democracia Participativa (OIDP). Asimismo, ha contado con la colaboración de una docena de entidades que participaron en las distintas actividades compartiendo sus experiencias, reflexiones y buenas prácticas. El proceso de investigación, resultados y sus principales productos pueden ser consultados aquí.

Álvaro Blanco diciembre 2nd, 2020

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La crisis sanitaria ha provocado una crisis multifacética que se expresa en lo social, lo económico y lo político. Las medidas de distanciamiento social, tan necesarias para frenar la pandemia y garantizar la seguridad sanitaria, también pueden tener efectos negativos en las redes comunitarias y la función de vertebración social que estas desempeñan. Por tanto, uno de los retos que tenemos es responder a la pregunta de cómo combinar la seguridad y las medidas excepcionales que se requieren para hacer frente a una pandemia con altas cotas de participación que contribuyan a la convivencia democrática y la inclusión.

¿Qué ha ocurrido con la participación ciudadana en el contexto COVID?

Se ha producido una oleada de participación ciudadana que ha tomado cuerpo a través de iniciativas de carácter solidario activadas para dar respuesta a las situaciones de emergencia vividas en pueblos y ciudades. Iniciativas de distribución de alimentos, de producción de mascarillas o redes de apoyo mutuo entre vecinos y vecinas han sido algunas de las actividades que han emergido a iniciativa ciudadana. Iniciativas que tanto en el ámbito digital como presencial han evidenciado que valores como la reciprocidad, el apoyo mutuo o la solidaridad operan con fuerza y son motores de participación ciudadana y organización social. El aplauso colectivo que todos los días desde los balcones se realizaba a todos aquellos que estaban en la primera línea frente a la pandemia, es la imagen más explícita y bella de esto.

En el ámbito institucional se ha producido un proceso de recentralización de toma de decisiones y se ha instalado un enorme grado de incertidumbre respecto a las políticas de participación ciudadana. Desde Coglobal hemos identificado cuatro tendencias presentes en los gobiernos locales respecto a esta política pública:

Ha habido dos tendencias con idéntico resultado, aunque con argumentaciones justificativas diferentes. Ambas han consistido en paralizar los procesos locales de participación que estaban en marcha. Los gobiernos locales que se han situado en la primera de ellas, lo han hecho justificándose en las limitaciones a la participación presencial que suponen las medidas de distanciamiento social. La segunda tendencia ha argumentado que en tiempos de crisis los recursos han de movilizarse para atender las situaciones de emergencia y que las políticas de participación ciudadana no lo son.

La tercera tendencia identificada ha orientado sus prioridades a repensar la estrategia de participación, partiendo de la hipótesis de que la crisis sanitaria va a transformar de manera profunda no solo las formas de relacionarse sino las prioridades y estrategias de gobernanza. Estos procesos de debate no han concluido, por tanto, es pronto para realizar valoraciones, aunque sí podemos aventurar cierta falta de concreción.

La cuarta tendencia ha apostado por la continuidad de los procesos, pero adaptando sus calendarios y metodologías a las limitaciones de la actual situación. La participación digital y el desarrollo de metodologías adaptadas a las características específicas de los entornos digitales se ha extendido, abriendo un nuevo ámbito de experimentación y debate.

Ante este panorama, ¿qué podemos hacer para que las políticas de participación ciudadana no queden orilladas por la política de lo urgente?

Primer Reto: consolidar la participación ciudadana como política pública clave para un desarrollo sostenible e inclusivo.

La Agenda 2030 supuso un avance sustancial en lo que a reconocimiento institucional de la participación como política pública se refiere. A este reconocimiento se han sumado multitud de instituciones que están repensándose desde parámetros y experiencias que contribuyen a nuevas formas de gobernanza democrática. No obstante, la crisis sanitaria ha acentuado a nivel global la tensión existente entre la deriva autoritaria y las apuestas democráticas. Consolidar las democracias desde estrategias participativas y de colaboración ciudadana- ciudadana y ciudadana- institucional, puede contribuir a mejorar la convivencia y a fortalecer los lazos comunitarios, en un contexto que exige comunidad para contrarrestar la atomización agudizada por el distanciamiento social. Construir un estado de opinión favorable a la participación ciudadana como política estratégica pero también como política de emergencia frente al autoritarismo y la desvertebración social, es una tarea urgente.

Segundo Reto: incorporar la participación ciudadana como componente articulador de la estrategia de recuperación post-COVID.

Ahora, que en todos los niveles administrativos se están confeccionando acuerdos políticos para la recuperación post- COVID, sabiendo que los efectos económicos y sociales serán de dimensiones devastadoras, la ciudadanía no puede ser ajena a este proceso. Definir la estrategia de recuperación puede ser una oportunidad para hacer un ejercicio de deliberación pública amplia, que incorpore en el debate a la ciudadanía, a los sectores sociales más golpeados por la crisis sanitaria y sus efectos.

Las estructuras de participación ciudadana en los momentos más complicados de la primera fase de la pandemia acompañaron a los gobiernos locales, dando respuestas rápidas a situaciones de auténtica emergencia social. Incorporar a los actores sociales que están involucrados en estas pero también a los que no lo están, en los debates y toma de decisiones que afectarán a cómo vivimos y de qué vivimos en los próximos años, contribuirá a garantizar que las estrategias de recuperación sean inclusivas, no dejen a nadie atrás, sean sólidas, sostenibles y viables.

Tercer Reto: adecuar las metodologías a entornos digitales que han venido para quedarse.

La participación en entornos digitales ya era una realidad antes de la pandemia, especialmente para las generaciones más jóvenes. La crisis sanitaria no ha hecho sino acelerar el proceso de alfabetización digital, extendiendo el uso de las redes como forma cotidiana de relacionarse con otros y de participar en la comunidad virtual. Este proceso de extensión del uso de las tecnologías digitales con fines de participación social no está exento de dificultades. Del mismo modo que en los procesos presenciales se producen sesgos de participación (de género, de clase, de edad, etc.), esto también sucede en los procesos digitales. En uno y otro caso existen brechas que nos invitan a reflexionar sobre cómo ensayar con metodologías que permitan avanzar hacia procesos cada vez más inclusivos, en una u otra modalidad.

Esta reflexión ha de partir necesariamente del análisis de las características de los entornos digitales, de los usos diversos que la ciudadanía hace de las distintas redes sociales, del alcance que estas tienen y de las formas de debate y participación a las que son más permeables. Por ejemplo, la inmediatez y temprana caducidad de los temas que generan interés, así como la sofisticación de las estrategias de comunicación que se ponen en juego, nos sitúan en un escenario de intervención en el que las metodologías no pueden ser transferidas y reproducidas de manera mecánica de un entorno a otro.

En definitiva, toca construir comunidad, en los entornos que la pandemia nos deje, pero construir comunidad al fin y al cabo, porque es en ella donde los miedos y dificultades pueden tornar en esperanzas y propuestas.

Fortalecer la democracia es una tarea urgente para la que necesitamos sumar fuerzas. Coglobal pone toda su energía en impulsar la transición hacia una democracia más participativa, experimentando con prácticas de participación en busca de fórmulas eficientes y replicables, poniendo el foco en la inclusión de los sectores de población tradicionalmente excluidos de las decisiones políticas. ¡Colabora para hacerlo posible!

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Antonia Morillas noviembre 30th, 2020

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El 27 de octubre se celebró un webinario que forma parte del proyecto Redes de conocimiento y cooperación descentralizada para el desarrollo  humano local. Durante el encuentro virtual, sobre experiencias globales e ibéricas sobre participación y desarrollo sostenible, se pusieron en común los principales resultados y conclusiones  del proyecto de investigación. Asimismo, se presentó una guía audiovisual, que ofrece una serie de claves y consideraciones para entidades e instituciones que operan en el marco de la cooperación descentralizada para el desarrollo humano local, y un conjunto de recursos generados en el proyecto, disponibles en los materiales de página web.

En las jornadas Diálogos transfronterizos sobre participación ciudadana y ODS, convocada por Coglobal en colaboración con diversas redes y entidades que comparten la Eurregión AAA (Algarve, Alentejo y Andalucía), se celebraron tres webinarios orientados a impulsar el intercambio de conocimiento y experiencias entre instituciones locales  y entidades sociales para fortalecer políticas de participación ciudadana en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El encuentro virtual acogió un panel que contó con cuatro experiencias de redes impulsadas por gobiernos locales, dos plataformas ciudadanas, un organismo multilateral y Coglobal como dinamizadora y anfitriona del evento. El conjunto de intervenciones aportó distintas perspectivas que enriquecieron el intercambio de ideas.

Panel de participantes en el webinario

El panel de participantes estuvo compuesto por Francine Melchioretto del Programme Expert ART-PNUD, Adriá Duarte, coordinador del OIDP, Josh Lerner, Director Ejecutivo de People Powered, Herminia Ribeiro, subdirectora de Proyectos del Instituto del Marqués de Valle Flòr; Nelson Dias, coordinador da Rede de Autarquias Participativas (Portugal Participa), Ángeles Fernández, directora de la Secretaría Técnica de la Coordinadora Andaluza de ONGD y Manuel Redaño, gerente del FAMSI. Además de las intervenciones, se presentó el V Encuentro Ibérico de Democracia y Presupuestos Participativos, por parte de Karin Pereira, jefa de unidad de prácticas de codecisión de la Cámara Municipal de Cascáis. El evento fue moderador por Andrés Falck, director ejecutivo de Coglobal, y la relatoría corrió a cargo de Marcela Guerrero, coordinadora de proyectos de la misma entidad.

Entre las reflexiones compartidas por los participantes en el panel sobre el valor de las redes en materia de cooperación e innovación social, se destacó la importancia de llevar a cabo actividades como el propio encuentro que permiten generar sinergia entre las distintas redes. Concretamente se remarcó la potencialidad que hay en poner en común a redes con distintos escenarios geográficos pero que abordan a diariamente temáticas similares o con formatos diversos en su constitución y dimensión, que pueden retroalimentarse entre sí, aprender juntas y poner en marcha acciones conjuntas para incrementar el impacto de sus intervenciones o alcanzar una mayor operatividad.

En relación a la coyuntura actual, se señalan las necesidades que emergen en el sector, fruto de la pandemia, como la transición hacia modelos de coordinación e intervenciones que combinen el uso de herramientas digitales con las prácticas presenciales. Se considera que el trabajo en rede precisa de una continua innovación que requiere un constante intercambio de ideas y perspectivas.

Como se mencionó, durante el evento se expusieron los principales resultados y conclusiones  del estudio que finalizó recientemente. El proyecto Redes de conocimiento y cooperación descentralizada para el desarrollo humano local se enfocó en conocer las claves que intervienen en el  funcionamiento las redes que se desenvuelven en el marco de la cooperación descentralizada en Andalucía. El horizonte de la investigación es fortalecer la relación entre las instituciones y entidades que intervienen el desarrollo humano local, y contribuir a la mejora de las distintas dimensiones comunicativas de las redes. Las principales claves han sido publicadas en una Guía de buenas prácticas para la gestión de redes que ofrece orientaciones para mantenerlas activas, cohesionadas y en comunicación. Del mismo modo, la guía propone consideraciones en materia de coordinación, recursos y capacidad de crecimiento, incorporando trasversalmente perspectiva de género en todas las claves mencionados.

Álvaro Blanco noviembre 2nd, 2020

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Dentro del proyecto Redes de conocimiento y cooperación descentralizada para el desarrollo humano local, uno de los elementos centrales que buscamos promover es la incorporación de una perspectiva de género y ofrecer elementos para favorecer un autodiagnóstico en las redes y entidades que la componen.

Además del estudio realizado con redes que operan con en el territorio andaluz, el proyecto ofrecerá una guía para la gestión de redes que hace una recopilación de buenas prácticas, con la intención de promover los mecanismos para la eficacia, autonomía, sostenibilidad y capacidad de extensión que sirva de orientación para las entidades que forman parte de una red o para las propias redes constituidas.

De este modo, el proyecto busca contribuir también a mejorar la capacidad para la detección de las desigualdades de género y la identificación de los mecanismos necesarios para promoverla promoción una mayor participación de las mujeres en las organizaciones y las redes de conocimiento.

Para la investigación se decidió transversalizar la clave de género  a todas las dimensiones de funcionamiento de la red. De este modo, la perspectiva de género atiende a la relación en red, al dinamismo interno, a la cohesión de sus participantes, a las distintas áreas de comunicación, a la coordinación, a la gestión de recursos y la capacidad de extensión en la red.

La dimensión de análisis de género se basó en tres aspectos: (1) las motivaciones para establecer una relación en red, (2) los factores de influencia y los discursos y (3)  los recursos destinados a la incorporación de la perspectiva de género. Tras la obtención de resultados y su respectivo análisis se  generaron diversas orientaciones que permiten, a la red y a las entidades que la componen, realizar un diagnóstico sobre el estado de la cultura pro-equidad de género. 

Además de las preguntas para estimular el diagnóstico y las reflexiones en materia de igualdad, se han formulado recomendaciones que también forman parte de la Guía de buenas prácticas para la gestión de redes. Por ejemplo, se propone situar en el centro de las redes conocimiento, como tema clave, las relaciones de poder, los cuidados, los derechos sexuales  y reproductivos o las emociones, entre otros temas reivindicados.

En una de las video-cápsulas diseñadas en el proyecto como recurso orientativo para la gestión de redes, se resumen algunas nociones clave en materia de género. Precisamente es la sumatoria de distintas perspectivas y experiencias que se da a través del diálogo y el intercambio de conocimientos la que contribuye a seguir construyendo relaciones y estructuras cada vez más igualitarias. Así nos lo cuentan representantes de la Asociación Mujeres Arridh y RondaFem:

Redes de conocimiento y cooperación descentralizada es  un proyecto diseñado por Coglobal, cofinanciado por la AACID. Ha contado con la participación del FAMSI, el ODIP, IDEAS y REAS-Andalucía como entidades socias, y con la colaboración de miembros de distintas universidades andaluz y grupos de investigación.

Álvaro Blanco octubre 28th, 2020

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vicente canteli octubre 20th, 2020

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Red Encuentros Ibéricos

¿Cuál es la extensión o el límite de crecimiento de una red? Pues esto depende de diversos factores.

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Carolina Serrano mayo 18th, 2020

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Para que una red funcione y sea útil se requieren recursos materiales y de un equipo de personas que las hagan funcionar.

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Carolina Serrano mayo 11th, 2020

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